sábado, 17 de agosto de 2013

DIA 21 Y 22- VUELTA A TOKIO


Hola a todos! Ahí va nuestra vuelta a Tokio pasando antes unas horas horas en Naha.

El último día en Naha hicimos poco, la verdad es que la ciudad no da para mucho. Dicen que tiene un Acuario pero nos quedaba a 3 horas y decidimos que no valía la pena, aunque se ve que es el que tienen la pantalla de cristal más grande del mundo. Total que aprovechamos para comprar souvenirs e ir a un par de mercadillos muy animados.

Desayuno Starbucks para empezar el día con energía.








Ver como son de forofos los japoneses del baseball. Aunque no lo creáis es el segundo deporte más importante del país, y no sólo lo siguen, sonó que es muy normal encontrarte pistas de baseball y ver como entrenan.

Entramos en un salón recreativo pero no como los de Tokio. Este era de pueblo, donde van los jóvenes de Naha. Una olor a cerrado y un ambiente un tanto más cutrecillo, pero muy auténtico. Las maquinitas del año de Picó con juegos igualmente antiguos. Las partidas a mitad de precio! Sólo 50 yenes... así que aprovechamos pa echar un poco de vicio.




Volvimos a nuestra tienda favorita de dulces de Beni Imo, en la calle principal también conocida como Salou jaja Porque pastelitos de Beni Imo os encontraréis en todas partes, pero buenos buenos, estos nos encantaron porque eran caseros y se veía como los iban preparando y haciendo. Tenéis que probarlos!


Sin saber cómo nos perdimos un poco en callejones 0 turísticos al salir de uno de los mercados. Fue genial porque encontramos zonas de tiendecitas de diseño, de productos delicatessen donde nos dieron a provar y una tienda de una chica diseñadora muy maja donde hicimos algunas compras y nos hizo una foto en su tienda (para que le hagamos propaganda internacional jeje). Se llama Le Petit Atelier de Mirei, productos de Okinawa.


Ya teníamos hambre pero no queríamos volver a pasar por el viacrucis de buscar por la calle principal y no encontrar nada que valiera la pena. Así que callejeamos por las secundarias y encontramos el paraíso culinario, un restaurante vegetariano la mar de cuco y con deliciosos platos.  



Se os hace la boca agua, eh? 


Comimos rico rico y de postre? Lo adivináis??? Helado de Beni Imo!!!


Luego para el aeropuerto. El vuelo bien. Llegamos al hotel de Tokio a las tantas... entre el vuelo y el transporte al hotel se nos fue medio día y ya cena de Family Mart en la habitación y poco más.


El último dia en Tokio fue un no parar.

Todos teníamos un montón de cosas planeadas por hacer y por ver, algunas juntos y otras separados, pero lo que teníamos claro que había que aprovechar el día.

Empezamos juntos dirección a Odaiba. Es una isla artificial en la bahía de Tokio con muchas atracciones turísticas. Cogimos metro hasta Shinbashi y luego cogimos una especie de monorail de la linia Yurikamome, que es super chulo, va por unos raíles elevados bastantes metros sobre el suelo que hace que la llegada a la isla sea un trayecto en un transporte futurista. Las vistas son chulísimas.


Primero fuimos a Fuji TV building, un edificio de diseño muy futurista que se caracteriza por la esfera gigante que hay a lo alto del edificio y por ser sede de este famoso canal de televisión japonés. Cuando llegamos allí aquello era una locura, parecía Port Aventura. Montones de gente por todos lados, gente haciendo cola para entrar en lo que parecía ser atracciones infantiles súper curiosas, un escenario con unos japos bailando en lo que parecía ser el club megatrix de Tokio y unas escaleras mecánicas en las que parecía que te adentrabas en otro mundo.










Pues llegabas a varias plantas del Fuji Tv, en unas había exposiciones sobre el canal.




En otras un mirador, tiendas de merchandising de series como Dragon Ball o One Piece (esta última no la conocíamos pero se ve que es súper famosa aquí), etc...



La verdad es que las vistas desde Odaiba y en dirección a Tokio central son muy chulas. Se ven los rascacielos, el mar, el Rainbow Bridge y curiosamente tienen hasta...


SÌ, una réplica de la estatua de la Libertad!




En Odaiba hay varios centros comerciales gigantes, un cine última generación que la entrada vale 1800 yenes y hablando de cosas gigantes... mirad que pedazo de robot nos daba la bienvenida.





Luego los 4 nos separamos para hacer recados varios y personales.





Carlos, el amante de los trenes del grupo, se fue en busca del museo de historia del ferrocarril de Tokio, que no fue fácil de encontrar porque era un edificio antiguo escondido tras los grandes rascacielos de Shiodome City en la zona de Shimbashi (Ginza).  El edificio del museo es una reproducción de la antigua estación de Shimbashi, situado exactamente donde se hallaba la que fue la cuna del ferrocarril en Japón. Fue la estación principal de la ciudad de Tokyo hasta que se construyó la actual estación de Tokyo, donde actualmente parten más de 3000 trenes al día.

Una vez visto el museo, y más contento que unas pascuas, Carlos se dirigió hacia la tienda de  ropa de Abercrombie and Fitch. Un edificio de 7 plantas, con cuatro plantas solo para chicos! Eso sí, los precios eran de infarto.. camisetillas por más de 5.000 yenes, colonias por 8.000 y 10.000 yenes, pantalones por 15.000 yenes (1 euro 100 yenes para quien quiera hacer un número rápido)... Como ya estabamos al final del viaje, decidió tirar la casa por la ventana y comprarse un par de camisetas y colonia...aunque al final lo tuvo que dejar todo porque no le funcionó la tarjeta de crédito y no tenía cash para tanta cosa...

Por suerte, entró en una mega tienda de juguetes llamada Toy Park donde se le paso la pena probando y jugando con todo tipo de juguetes, escalextric y demás. Cuando miró el reloj, ya era la hora de irse hacia Roppongi donde había quedado con Mike.

Mike se fue a la Nakano Broadway, es una calle comercial japo, que está donde Cristo perdió la zapatilla. En la última parada (Nakano) de la linia azul. Y ahí se ve que está la tienda más grande de manga del mundo! Pues grande era! Y tenía de todo. Cayó algún manga de Ranma y de Sailor Moon, más que nada por la gracia y el recuerdo, porque estaba en Japonés!!! De verdad, la más grande del mundo y no tienen en Inglés por lo menos. Consejo, no dejéis de ir a la cadena de Libros Books Off, ahí hay sección en inglés, a parte de tener cómics y libros a 100 yenes y varias plantas.



Luego Mike se fue a Ueno, una zona a la que no habíamos ido. Picnic lunch de Andersen y a comer al paruque de Ueno, bajo la calina (ya típica) aunque había mucha sombra gracias a la gran arboleda que cubre el recinto. Un gran parque donde está el zoo de Tokio con sus pandas, artistas callejeros, una pista de baseball, etc...




Luego Carlos y Mike quedaron bajo la escultura de la araña que hay a la entrada del museo Mori en Roppongi Hills. Esa zona es una ciudad futurista de reciente inauguración, con muchos museos, centros comerciales y oficinas de compañías muy importantes.


Ya la entrada con la escultura de la araña es genial, de Louise Bourgeois. Total, entramos en el Museo Mori, un museo de arte contemporaneo y la exposición que había temporal se llamaba LOVE.




Una exposición bajo el tema tan amplio como el amor. Decenas de obras de diferentes artistas internacionales sobre diferentes elementos del tema principal. Pues habían esculturas de Jeff Koons, pinturas de Dalí, Frida Kahlo o el famoso cuadro de LOVE de Indiana... la pena que dentro sólo se podían hacer fotos en tres salas. Como por ejemplo esta sala que era flipante llamada Love is Calling, de Yoyoi Kusama.


Con la entrada del museo entraba otra a un mirador. Y estando en la plata 52 y habiendo oscurecido las vistas de Tokio de noche era impresionantes. 





Si estáis en Tokio antes del 1 de septiembre no os la podéis perder!!!

Para cenar nos fuimos a Shibuya a admirar por última vez el famoso cruce y el ambiente nonstop de ese barrio y cenamos en el restaurante de sushi volador, el de las pantallitas y los platos que vienen casi volando. Un buen broche final a un día completo.





Por su parte Miri y Kike, se fueron dirección Harajuku, ya que fue un barrio que sólo visitamos unas horas y tenían ganas de explorarlo más a fondo y hacer un poco de shopping.
Desde la estación  de Omote-sando, que tiene salida en la calle principal, se fueron hacia Kiddyland, una tienda de juguetes de 4 plantas, llena de juegos que puedes probar, una planta dedicada sólo a Snoopy, y otra de Hello Kitty. Kike estuvo jugando unas partidas de lucha contra un niño japones con unos robots que se pegaban puñetazos al agitar unos mandos, parecidos a los de la wii.

Al salir de la tienda, como se les había echado el mediodía encima, decidieron ir a comer a una pizzería, que había justo al lado de Kiddyland, donde había un gran número de japoneses haciendo cola. resultó ser un buffet de pizzas, en el que por menos de 8 euros comías hasta hartarte.
Como curiosidad, la pizza favorita de Kike y la número uno según el local, era la pizza sabor hamburguesa ( como las de McDonalds ),
no parecía estar comiendo pizza, muy buena!

Cuando salieron de comer se dirigieron hacia Laforet, un centro comercial dónde los jovenes acuden buscando las últimas tendencias,
visitaron todos los pisos (unos 10) en busca de algo bonito y barato de la moda japonesa, para llevársela de recuerdo hacia casa, pero no consiguieron su objetivo. Muchas cosas bonitas pero todas caríiiiisimas!!!!


Hartos de ver ropa y no poder comprar nada, se fueron hacía las callejuelas de Harajuku, repletas de tienditas singulares y desde allí fueron bajando hacia la calle principal de nuevo para dirigirse andando hasta Sibuya, un paseo de unos 30min agradable de hacer.
Una vez en Sibuya y aun Miri estar saturada de tiendas no podía perderse entrar en el centro comercial 109, el más conocido de Tokio donde vienen chicas de todo Japón y China a gastar. Un centro comercial de 9 plantas sólo para chicas. Ese momento fue el perfecto para que Kike se fuese en busca de un estudio de tatuaje que había buscado el día anterior en internet. Estaba a tan solo 10 minutos de donde se encontraban, pero entre el pésimo mapa que tenia en el móvil, las malas indicaciones de un japonés y que empezó a diluviar en un momento, tardó 45 minutos en encontrarlo. Aún teniendo pánico a las agujas, se armó de valor y en 20 minutos se lo hizo!



Volvió hasta el 109 donde había quedado con Miriam para acabar de pasear por las calles de Sibuya y acabar cenando en el mismo restaurante de sushi volador que cenaron K y Mike!



Para acabar la noche decidieron volver a hacerse esas, peculiares y divertidas, fotos de fotomatón que tanto les gustan a las japonesas.


Y luego la vuelta a casa. Largos vuelos, escala en Estambul, pelis y comidas que de vuelo, que hacen que te olvidas un poco de que el viaje que con tanta antelación habías preparado, ha llegado a su fin. Y que la vuelta a la rutina es inevitable.

Y nos vamos con un buen sabor de boca, satisfechos y contentos de lo vivido. Con el sentimiento de llevarnos un poco de Japón en nuestros corazones, pero sobretodo de los japoneses. Esa cultura tan apasionante que hemos visto más de cerca, de la que hemos aprendido y que nos ha dejado huella, que nos ha hecho pensar y que no nos ha dejado de sorprender.

Sin duda un país asombroso que os animamos a visitar, a recorrer y a experimentar.

Esto no se acaba aquí. Próximamente tendremos más entradas en el blog. Os queremos comentar muchas cosas de aspectos que no nos ha dado tiempo de escribir en el día a día, pero que ahora con más calma y con fotitos explicativas queremos compartirlas con vosotros.

Así que seguid atentos!